A todos nuestros amigos:
Pasamos solamente dos semanas en el Perú, pero aprendimos más en unos días allí que jamás hemos aprendido durante un año de estudios universitarios, especialmente durante nuestra estancia en los caseríos cerca de Otuzco. Aunque muchos del grupo no entendían el idioma, todos se sentían cómodos con nuestras “familias peruanas.” Es porque el amor de Dios era evidente, y siempre sentíamos su presencia a través de las acciones de todos ustedes. Aunque vivimos en lugares muy lejos el uno al otro, y aunque vivimos nuestras vidas en maneras muy diferentes, todos somos hijos de Dios, y somos hermanos y hermanas en nuestra fe.
No podemos poner en palabras el impacto que la experiencia ha tenido en nuestras vidas. Gracias por compartir sus hogares, su comida, su manera de vida, sus familias, y más que nada, por haber compartido el Amor de Dios. Nunca vamos a olvidarles, ni tampoco el amor que compartían con nosotros. Nuestro Dios es verdaderamente maravilloso, y le damos las gracias por haber conocido a todos ustedes.
Esperamos el día en que nos encontremos de nuevo, si no acá en la tierra, entonces con nuestro Padre. Como dice en Génesis 31:49, “Qué Dios nos vigile cuando estamos lejos el uno al otro.”
Qué dios les bendiga
Adam, Hermano Brian, Briana, Fernando, Gabriel, Kristin, Larissa, Lynette, Megan “Rosita”, Reesa, y Tina.
Por: Krystina Irvin
My brothers, what good is it if a man claims to have faith, but has no
deeds? Can such faith save him? Suppose a brother or sister is
without clothes and daily food. If one of you says to him,”Go, I wish
you well; keep warm and be well fed,” but does nothing about his
physical needs, what good is it? In that same way, faith, if not
accompanied by action, is dead. ~James 2:14-17
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